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NICOLAS SARKOZY, PRIMER EXPRESIDENTE FRANCÉS EN PRISIÓN POR CORRUPCIÓN

Fue condenado a cinco años de cárcel por recibir financiamiento ilegal del régimen de Muamar Gadafi durante su campaña presidencial de 2007.

NICOLAS SARKOZY, PRIMER EXPRESIDENTE FRANCÉS EN PRISIÓN POR CORRUPCIÓN

Fue condenado a cinco años de cárcel por recibir financiamiento ilegal del régimen de Muamar Gadafi durante su campaña presidencial de 2007.

El expresidente de Francia, Nicolas Sarkozy, fue condenado este martes a cinco años de prisión efectiva por corrupción, convirtiéndose en el primer exmandatario francés encarcelado bajo el actual sistema político instaurado en 1958. La justicia lo encontró culpable de haber recibido financiamiento ilegal del régimen del exdictador libio Muamar Gadafi para su campaña presidencial de 2007.

Sarkozy fue trasladado en la mañana de hoy a la prisión de la Santé, en París, donde ingresó en medio de un fuerte operativo policial y la presencia de numerosos medios. Según testigos, los internos lo recibieron con gritos de “¡Bienvenido Sarkozy!” desde las celdas. La sentencia, emitida el 25 de septiembre, lo declara culpable de “asociación de malhechores” por la existencia de un pacto corrupto con fines electorales.

El tribunal consideró probada la recepción de fondos libios a cambio de posibles contrapartidas políticas, financieras y diplomáticas. La ejecución provisional del fallo impidió que la apelación presentada por su defensa evitara el encarcelamiento inmediato. Los magistrados justificaron la medida por la “excepcional gravedad de los hechos cometidos por un responsable político que aspiraba al cargo más alto de la República”.

La administración penitenciaria determinó que el expresidente cumpla su pena en régimen de aislamiento, una medida aplicada habitualmente a figuras públicas para evitar incidentes con otros reclusos. Su celda cuenta con comodidades básicas y acceso controlado a un pequeño patio, gimnasio y biblioteca.

Pese a la condena, Sarkozy continúa proclamando su inocencia y denuncia “un escándalo judicial”. En un comunicado previo a su ingreso en prisión, aseguró sentir “una profunda pena por Francia, humillada por una expresión de venganza”. Su hijo, Louis Sarkozy, convocó una manifestación en su apoyo, mientras que sectores ultraconservadores y medios afines calificaron el proceso como un acto de “la República de los jueces”.

El caso, que llevó más de una década de investigación, sigue siendo uno de los escándalos políticos más resonantes de la historia reciente de Francia y podría marcar un precedente en la lucha contra la corrupción en las altas esferas del poder.

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