
LA “MALDICIÓN DEL HOMBRE MONO”: EMILIANO BRUNER EXPLICA POR QUÉ NUESTRA INTELIGENCIA TAMBIÉN NOS HACE SUFRIR
En su libro La maldición del hombre mono, el investigador argentino Emiliano Bruner plantea que la capacidad humana de imaginar el pasado y proyectar el futuro, clave de nuestro éxito evolutivo, también es fuente de insatisfacción. En La Fórmula Podcast analizó el vínculo entre cerebro, deseo y sufrimiento, y el papel de la meditación como herramie
Emiliano Bruner, biólogo argentino especializado en antropología evolutiva y neurociencia, explicó en La Fórmula Podcast los conceptos centrales de su libro La maldición del hombre mono, donde sostiene que la inteligencia humana —nuestro mayor logro evolutivo— es también la causa de buena parte del sufrimiento moderno. Según el investigador, la capacidad de crear escenarios mentales, recordar y anticipar nos ha permitido sobrevivir y desarrollarnos, pero al mismo tiempo nos condena a una insatisfacción constante.
Bruner, investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC) de Madrid y referente internacional en paleoneurología, sostiene que la mente humana funciona como una “radio interna” que nunca se apaga, generando pensamientos, imágenes y preocupaciones que nos desconectan del presente. “Somos una especie capaz de imaginar mundos que no existen, pero esa misma imaginación nos atrapa en un bucle de deseo, comparación y sufrimiento”, señaló.
El autor distingue entre inteligencia y sabiduría: la primera permite resolver problemas, mientras que la segunda evita crearlos. En ese sentido, plantea que la meditación y el mindfulness no son simples técnicas de relajación, sino entrenamientos de la atención y la conciencia corporal que ayudan a comprender —y no a eliminar— el sufrimiento. “La práctica meditativa no busca resolver los problemas, sino transformar la relación que tenemos con ellos”, explicó.
El científico también se refirió al deseo como un motor evolutivo que impulsa la acción, pero que nunca se satisface completamente. “El deseo es un cebo evolutivo. Nos mantiene en movimiento, pero cuando se cumple, enseguida aparece otro. Es un ciclo que nunca termina”, afirmó. Esa tensión, según Bruner, ha permitido la supervivencia de la especie, pero a costa del bienestar individual.
Por último, destacó que el bienestar humano requiere de hábitos sostenidos y compromiso personal. “La meditación, como el ejercicio físico, requiere práctica y disciplina. No es una moda ni una píldora rápida. La evolución no favorece al mono tranquilo y consciente, sino al mono inteligente y compulsivo. Por eso, entrenar la atención es un acto casi contracultural”, concluyó.