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MARÍA, POSTRADA HACE SIETE AÑOS, RECLAMA ACCEDER A LA EUTANASIA: “CUALQUIERA QUE PASE 24 HORAS COMO YO PEDIRÍA LO MISMO”

A los 63 años y afectada por una enfermedad autoinmune irreversible, María del Carmen Ludueña pidió a la Justicia bonaerense autorización para morir asistida. Su caso podría sentar precedente en la Argentina, donde la eutanasia aún no está regulada por ley.

MARÍA, POSTRADA HACE SIETE AÑOS, RECLAMA ACCEDER A LA EUTANASIA: “CUALQUIERA QUE PASE 24 HORAS COMO YO PEDIRÍA LO MISMO”

A los 63 años y afectada por una enfermedad autoinmune irreversible, María del Carmen Ludueña pidió a la Justicia bonaerense autorización para morir asistida. Su caso podría sentar precedente en la Argentina, donde la eutanasia aún no está regulada por ley.

Desde su casa en La Reja, partido de Moreno, María del Carmen Ludueña vive postrada desde hace siete años. Padece una artritis reumatoidea poliarticular erosiva y osteoporosis severa, enfermedades que destruyeron progresivamente sus articulaciones y la dejaron inmovilizada. “Esto no es vida, esto es una tortura”, dice con lucidez mientras espera una respuesta judicial a su pedido de eutanasia.

En noviembre del año pasado, con el acompañamiento de su hija Mariela y de su hermana, presentó un recurso de amparo ante la Justicia bonaerense solicitando asistencia legal para morir sin que quienes la ayuden sean penalizados. El Juzgado de Primera Instancia rechazó su solicitud de manera inmediata; la Cámara de Apelaciones ratificó el fallo, y el caso llegó ahora a la Corte Suprema de Justicia de la Provincia de Buenos Aires, que deberá resolverlo.

María, que fue amputada de una pierna en mayo de este año por complicaciones derivadas de su enfermedad, vive conectada a un colchón antiescaras roto y depende de la asistencia constante de su hija y una cuidadora del PAMI. “No puedo moverme, no puedo comer sola, no puedo dormir si no me ayudan. Si cualquiera viviera un día como yo, pediría lo mismo”, expresó.

La Ley de Muerte Digna, sancionada en 2012, permite a los pacientes rechazar tratamientos médicos que prolonguen su vida en casos terminales, pero la eutanasia activa —la asistencia médica para morir— no está legislada en Argentina. Actualmente existen cinco proyectos de ley en el Congreso para regularla, impulsados por distintos bloques, que podrían perder estado parlamentario a fin de año si no se debaten.

El defensor oficial Pablo Molins, abogado de María, explicó que el expediente fue remitido a la Procuraduría y al Ministerio de Salud bonaerense, que deberán emitir opinión antes de que la Corte provincial adopte una decisión. Si el pedido prospera, se definiría quién podría asistir legalmente a la paciente y bajo qué garantías penales.

En medio de un dolor constante y una dependencia total, María asegura no tener dudas: “Estoy completamente decidida. No quiero seguir viviendo así. Lo único que pido es clemencia y que alguien me escuche. Si hubiera podido hacerlo sola, ya lo habría hecho. Pero ni siquiera tengo fuerza para eso”.

Su hija Mariela, que la cuida a diario, la acompaña en la decisión: “Sé cuánto sufre, sé lo que vive. Me duele pensar en no tenerla, pero entiendo que esto no es vida para ella”.

Mientras la Corte analiza su caso, María espera en silencio, mirando el techo que conoce de memoria, que la Justicia le permita poner fin al calvario que la mantiene atada a una cama desde hace casi una década.

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